viernes, 4 de abril de 2014

19 de enero de 2014 Palombera- Fresneda: segunda parte

Nosotros somos así. Como la primera excursión a la nieve fue tan divertida y lo pasamos tan bien…¡había que repetir!
Quedamos un domingo de enero, con nuestro optimismo habitual, para subir a la nieve al puerto de Palombera y luego bajar a comer a Fresneda. Ay…pobres de nosotros…o llevábamos algún gafe en el grupo o nos dejamos en casa el talismán del buen tiempo.
Como punto de reunión elegimos Ruente. Allí fuimos llegando con cuentagotas, cada uno a su ritmo y en su horario. Mientras, los madrugadores ya habían encontrado sitio para el primer café de la mañana…a cubierto, porque apareció esa lluvia suave, tan relajante cuando estás sentado en el sofá de casa y tan pelma cuando lo que quieres es estar en la calle.
Así que, una vez reunidos todos, empezaron las dudas…llueve…4 grados…esto acaba en nieve, seguro. Y qué hacemos, ¿subimos o no subimos? Pues nada, vamos subiendo poco a poco, hasta que la nieve nos deje, y ya nos daremos la vuelta. Nosotros somos así.
Tomamos carretera adelante, pasamos Fresneda y seguimos, seguimos…arranca el puerto y subimos, subimos…carretera limpia y despejada, poca nieve, ganamos altura y ya va apareciendo algo de nieve en las cunetas. Poco a poco va a más, pero la carretera sigue despejada, así que subimos, subimos…seguimos con la idea de dar la vuelta en cuanto se ponga feo, pero es que la carretera estaba estupenda y el paisaje era más espectacular cuanto más subíamos.




Rodeados de los montes, con sus bosques blancos de nieve. Un paisaje que no vemos todos los días y que da gusto disfrutar. Y claro, subiendo, subiendo… ¡llegamos al puerto! Palombera….1.260 metros de altitud, nubarrones en el cielo, parece que sopla algo de viento y no hay ni un coche. Esto pinta mal, Caracoles.
¡Efectivamente!. Salimos del coche y un intenso viento nos azotaba… qué va…NOS ATIZABA en la cara. Una ventisca en toda regla, con su nieve dando vueltas por el aire y sus ráfagas de viento que cortaban la cara. Qué frío…nada que ver con aquel otro día que vinimos a la nieve, con aquel sol tan fantástico. Esto era el crudo invierno.
¿Y qué hacemos? Venga, ya que estamos aquí…Nosotros somos así.







Nos pusimos el equipo completo anti-ventisca: gorro hasta las cejas, bufanda hasta las orejas y guantes. Sacamos los trineos y venga…carreras para acá, carreras para allá, alguna bola voladora y ya íbamos entrando en calorcito.



Y aunque nuestros peques estaban felices y les daba igual los vientos de 80 a la hora, los mayores tuvimos un ataque de sensatez y ya decidimos que había que bajar.





Vuelta a los coches, bajamos al calorcito de La Casona de Fresneda, nuestro gran descubrimiento gracias a Manu y Desi, nuestros guías particulares de restaurantes interesantes. Somos fans…de nuestros guías…¡y del restaurante! Para empezar tienen un patio donde los peques pueden estar jugando sin riesgo de fuga. Y desde el restaurante les podemos echar un ojo de vez en cuando, así que genial para todos.
Después del vermú de rigor y un poco de cháchara, nos fuimos sentando en la macro-mesa para 22…Y apareció el menú oficial de Caracoles&Alrededores: alubias, sopa y huevos fritos. Para rematar, el postre: la famosa tarta de queso de La Casona…está deliciosa…¡de esto sí que somos fans! Comimos genial, los peques y los mayores.




En esa comida hubo de todo… envío de fotos por guasap para dar envidia a los que no habían venido….





...mucho amor madre-hija, platos que se vacían rápido, platos que se vacían despacio y unos sorprendentes bebés gigantes.






Ya en la sobremesa aparecieron hojas y lápices de colores, y nuestros Pájaros sacaron su vena artística y nos hicieron unos dibujos preciosos. También descubrimos nuevos talentos entre los mayores: tenemos un estupendo dibujante en el grupo, ¿eh, Guillermo?, que nos va a hacer un súper-logo para Caracoles&Alrededores, cualquier día de estos. Aquí queda dicho.



Y fue en aquella sobremesa cuando empezó a gestarse el disfraz de carnaval. Allí nos juntamos los padres en una tormenta, como la de Palombera, pero esta vez de ideas. Empezamos con un mantel y acabamos siendo pájaros de colores. Se ve que así surgen las grandes ideas, en una sobremesa entre amigos.
A estas alturas los peques habían terminado sus dibujos y ya necesitaban un poco de marcha, así que salieron al patio a jugar, a charlar con otros clientes que estaban tomando el aire, a perseguir al pobre gato de la casa…no se aburren estos Pájaros.
También disfrutamos de cantos populares. En otra mesa, unas chicas que estaban de celebración sacaron unas panderetas y se pusieron a cantar canciones montañesas…nos encantó. Y a los peques también. Se metieron tanto en el ambiente que nuestros Pájaros también quisieron cantar lo suyo. Nada les da vergüenza. Nuestros pájaros son así.
Y así, poco a poco, fue pasando la tarde. De allí no nos echaban y como nuestros Pájaros se portan tan bien, estuvimos la mar de a gusto.
La despedida fue ya en la calle, aunque nadie parecía querer irse. Los mayores, como siempre, de charla. Los pequeños volando aviones de papel, ayudados del gran Ingeniero-Aeronáutico-Dibujante Guillermo.

Y poco a poco, nos vamos decidiendo a terminar el día, que ya anochece y hace frío. Otro día genial que nos deja ganas de repetir. Presidenta…¿dónde será la próxima?

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